Quería agradecer al cirujano que le salvó la vida cuando era bebé. Ella lo hizo, como su colega.

Por Diane Daniel, American Heart Association News

Sarah Hernández, enfermera y sobreviviente de un defecto cardíaco congénito, con el Dr. Vaughn Starnes. (Foto cortesía de Sarah Hernández)
Sarah Hernández, enfermera y sobreviviente de un defecto cardíaco congénito, con el Dr. Vaughn Starnes. (Foto cortesía de Sarah Hernández)

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Horas después de que Sarah Hernández naciera en La Verne, California, los médicos diagnosticaron problemas con su corazón, problemas que ellos no podían solucionar. Ellos organizaron su traslado aéreo al cercano Children's Hospital Los Angeles.

El problema involucró dos válvulas en el corazón de la recién nacida. Una válvula estaba deformada y la otra era demasiado estrecha. Ambos defectos cardíacos congénitos impedían el flujo sanguíneo adecuado. Necesitaba cirugía a corazón abierto.

Después de 12 horas en la sala de operaciones, el Dr. Vaughn Starnes, cirujano cardíaco pediátrico, informó a los padres de Sarah que las cosas habían salido incluso mejor de lo esperado.

Sarah Hernández como recién nacida en 1997 con su madre, Shelley. (Foto cortesía de Sarah Hernandez)
Sarah Hernández como recién nacida en 1997 con su madre, Shelley. (Foto cortesía de Sarah Hernandez)

Sarah creció prácticamente sin pensar en su dramática llegada a la vida. El único recordatorio eran las revisiones anuales con un cardiólogo. Sus padres estaban algo renuentes a permitirle practicar deportes, pero una vez que lo hizo Sarah, se lanzó de lleno. Además del fútbol y el tenis, agregó su pasión por hacer snowboard y surfear.

Sarah también creció con un hermano menor, Manny Jr., que nació con varios problemas que requirieron atención médica frecuente. Su tratamiento lo recibió en CHLA, el mismo lugar donde habían atendido a Sarah.

En el hospital, la familia siempre usaba el mismo elevador. Esto significaba que siempre pasaban por paredes adornadas con fotografías de eventos y personas importantes en la historia del hospital. Una de las fotos mostraba a Starnes.

"Este hombre salvó tu vida", solía decirle a Sarah su madre, Shelley, señalando la fotografía. "Tendremos que darle las gracias algún día".

En la escuela secundaria, Sarah quería ser cirujana cardíaca, igual que Starnes. Entonces vio como las enfermeras que atendían a Manny lo trataban a él y su familia con tanto cuidado y respeto. Las enfermeras hacían que todos se sintieran seguros. Una de ellas prestó atención especial a Sarah. Sabiendo que Sarah soñaba con trabajar en medicina, la enfermera le dio a Sarah una muñeca para demostrar todo lo que haría por Manny.

Manny murió a la edad de 11 años. Sarah, que en aquella época tenía 15 años, cambió de trabajo soñado. Ahora quería ser una enfermera y ayudar a familias como la suya.

Starnes permaneció como una piedra angular en su vida. Por ejemplo, cuando el equipo de atletismo de Sarah estableció un nuevo récord, sus padres la felicitaron y le dijeron "Has llegado tan lejos gracias al Dr. Starnes". Cada logro siempre estaba acompañado de un reconocimiento al papel de Starnes.

Sarah Hernández surfeando en 2009. (Foto cortesía de Sarah Hernandez)
Sarah Hernández surfeando en 2009. (Foto cortesía de Sarah Hernandez)

En abril del 2020, Sarah se graduó de la universidad con una licenciatura en enfermería y se hizo enfermera certificada. Logró un empleo en el lugar que más anhelaba, el mismo hospital donde tuvo su cirugía. Ocupó el puesto en enero del 2021. En ese tiempo, todos los recién graduados de enfermería hacían trabajos relacionados con el COVID-19, como revisiones y vacunaciones. Algunos meses después pudo cambiarse a la unidad de cuidados intensivos cardíacos.

Aunque Sarah siempre recordó su promesa de agradecer a Starnes, nunca lo había hecho. Pensó en enviar una carta, pero le pareció incómodo, y no estaba segura de que decir.

En junio del 2021, Sarah estaba trabajando en la habitación de dos pacientes. Mientras ella atendía a un paciente, un médico entró para visitar al otro. "Soy el Dr. Starnes", dijo el médico, haciendo que Sarah volteara inmediatamente la cabeza.

Cuando ambos terminaron con sus pacientes, Sarah siguió a Starnes al pasillo.

"Dr. Starnes, ¿tiene un momento?", preguntó ella, con voz temblorosa.

"Sí", dijo él. "¿Qué pasa?"

"Solo quería expresarle mi profundo agradecimiento", dijo ella. "Usted fue mi cirujano cardíaco hace casi 25 años. Si no fuera por usted, no estaría donde estoy hoy".

A lo largo de sus 30 años en CHLA, Starnes ha llevado a cabo unas 9,000 cirugías. Ha llegado a conocer a incontables pacientes, ya adolescentes y adultos. Pero Sarah fue la primera a la que conoció como su colega.

La primavera pasada, el hospital hizo los arreglos para que Sarah y Starnes se encontraran nuevamente y se tomaran una fotografía para acompañar un artículo del hospital.

Sarah ahora trabaja en la unidad de cuidados intensivos cardiovasculares del hospital. Ahí, los pacientes comienzan su recuperación después de cirugías complejas al tiempo que sus familias aprenden las complejidades del cuidado de un paciente cardiovascular en el hogar. Eso es exactamente lo que sus padres tuvieron que hacer cuando ella fue bebé.

"Me encanta poder cuidar y tratar a las personas", dijo Sarah. "Pero aún más, me encanta poder enseñar a sus familias, y hacerlas sentir seguras y cómodas de llevar a sus hijos a casa".

Sarah Hernández trabaja como enfermera en la unidad de cuidados cardiovasculares agudos del Children's Hospital Los Angeles. (Foto cortesía de Sarah Hernandez)
Sarah Hernández trabaja como enfermera en la unidad de cuidados cardiovasculares agudos del Children's Hospital Los Angeles. (Foto cortesía de Sarah Hernandez)

Cada vez que parece adecuado, Sarah comparte su propia historia. Esto da esperanza a las familias.

Para la familia de Sarah, es motivo de profunda emoción.

"Me parece que se cierra un círculo", dijo Shelley. "Primero, el Dr. Starnes salvó a Sarah. Y ahora ella retribuye".


Artículos de la American Heart Association News

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