Mejorar la salud cardíaca a mediana edad podría reducir el riesgo futuro de derrame cerebral y demencia

Por Laura Williamson, American Heart Association News

SolStock/E+ a través de Getty Images
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La buena salud cardíaca promueve una mejor salud cerebral y puede ayudar a reducir el riesgo de derrame cerebral y demencia. Pero, ¿es alguna vez demasiado tarde para marcar una diferencia? Una nueva investigación sugiere que la respuesta es "no".

El estudio, que se presentará el miércoles en la Conferencia Internacional sobre Derrame Cerebral en Dallas, organizada por la American Stroke Association, encontró que la mejora de la salud cardíaca a mediana edad, y posteriormente, guardó relación con una menor prevalencia de los factores de riesgo para derrame cerebral y demencia unas dos décadas después. Las conclusiones se consideran preliminares hasta que se publiquen los resultados completos en una revista evaluada por colegas.

"Incluso las pequeñas mejoras pueden tener un verdadero efecto", dijo Sanaz Sedaghat, autora principal y profesora adjunta en la división de epidemiología y salud comunitaria de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis.

Hay abundante investigación que muestra que los mismos factores de riesgo que contribuyen a la enfermedad cardíaca –como el peso excesivo, la falta de actividad física o la presión arterial alta– también contribuyen a enfermedades cerebrovasculares como derrame cerebral y demencia. Sin embargo, hay menos datos respecto al efecto que los cambios en la salud cardiovascular a mediana edad, y posteriormente, pueden tener sobre el riesgo de una persona de padecer enfermedad cerebrovascular según envejece.

En el estudio, los investigadores usaron datos relacionados con la salud de 1,638 participantes en el estudio Riesgo de Ateroesclerosis en Comunidades, que se recolectaron dos veces a mediana edad (a edades promedio de 53 y 59 años) y una vez a edad tardía (a una edad promedio de 76 años).

En cada visita, se calcularon las puntuaciones de salud cardiovascular usando la lista Life's Simple 7 (7 elementos sencillos de la vida) de la American Heart Association, una colección de comportamientos y factores que afectan considerablemente la salud cardíaca y cerebral. Estos incluyen dieta, actividad física, peso, uso de tabaco, colesterol, presión arterial y niveles de glucosa. Los datos se recolectaron antes de que en el 2022 la AHA añadiera al sueño como un determinante importante de la salud cardiovascular y el nombre cambiara a Life's Essential 8 (8 elementos esenciales de la vida).

Los participantes recibieron hasta dos puntos por cada uno de los siete aspectos, según su observancia –insuficiente, intermedia o ideal– de los objetivos a lograr con cada aspecto. Durante la visita a edad tardía, escaneos cerebrales identificaron marcadores de enfermedad cerebrovascular, entre ellos el volumen de la hiperintensidad de la materia blanca, microsangrados e infartos, o muerte de células, en el cerebro. Estos marcadores señalan un mayor riesgo de derrame cerebral o demencia.

Las personas que alcanzaron las puntuaciones más altas de salud cardiovascular a mediana edad y a edad tardía, o aquellas cuyas puntuaciones aumentaron durante su mediana edad o de mediana edad a edad tardía, tuvieron una prevalencia más baja de marcadores de enfermedad cerebrovascular. Cada punto de aumento en la puntuación redujo el riesgo general de daño cerebrovascular en cerca del 7%.

"Para mí, lo interesante es que incluso un punto marca una gran diferencia", dijo Sedaghat.

El estudio no examinó cómo las mejoras en componentes individuales de la puntuación afectaron el daño cerebrovascular. Pero examinó cómo los cambios en la salud cardiovascular en general afectaron a algunos de los elementos individuales de la salud cerebrovascular.

Por ejemplo, desde la mediana edad hasta la edad tardía, aquellas personas que mantuvieron una salud cardiovascular ideal –las que alcanzaron las puntuaciones más altas– "tuvieron una probabilidad 33% menor de microsangrados cerebrales y una probabilidad 37% menor de sufrir infartos", en comparación con las personas cuyas puntuaciones declinaron, dijo Sedaghat.

"Puedes prevenir mucho daño al cerebro si cumples con estas medidas para una buena salud cardiovascular", dijo el Dr. Vladimir Hachinski, profesor universitario distinguido en ciencias neurológicas clínicas de Western University, en London, Ontario, Canadá. "Y aquí puedes ver los resultados".

Hachinski, un pionero en el campo de la investigación sobre derrame cerebral y demencia vascular, que no participó en el nuevo estudio, dijo que no le sorprendía ver que la mejora general en la salud cardiovascular pudiera reducir el riesgo para tipos específicos de daño cerebral y que le encantaría ver estudios de seguimiento que profundizaran más en cuáles componentes de la salud cardíaca tienen el mayor impacto sobre la salud cerebral.

"El siguiente paso importante es examinar cuáles de estos tienen las relaciones más sólidas", dijo él.

Las conclusiones contribuyen a la creciente evidencia que apunta hacia la necesidad de mayor colaboración entre los expertos en enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, dijo Hachinski.

Si la enfermedad cardíaca, el derrame cerebral y la demencia se desarrollan debido al mismo conjunto de factores de riesgo, dijo él, "solo tiene sentido que prevengamos todo esto simultáneamente".

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