El COVID persistente en los niños todavía plantea muchas preguntas

Por Michael Merschel, American Heart Association News

Anchiy/E+ a través de Getty Images
(Anchiy/E+ a través de Getty Images)

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En la trama en constante desarrollo de la pandemia, el COVID persistente –los efectos duraderos que pueden seguir a una infección con SARS-CoV-2– está entre los giros más enrevesados, uno que los investigadores recién comienzan a comprender en los adultos.

Pero en los niños, bien pudiera ser una historia completamente diferente.

"Es una colección muy difícil, sin un tratamiento único evidente", dijo la Dra. Sarah de Ferranti, cardióloga pediátrica del Boston Children's Hospital. "Pienso que es especialmente difícil para los padres ayudar a sus hijos con esto, porque no es fácil determinar cuáles síntomas se deben al COVID y no a otras enfermedades, y porque el COVID persistente en los niños es diferente al COVID persistente en los adultos".

Abundan las preguntas sobre las causas del COVID persistente y cuán común es, y los padres necesitan estar conscientes de aspectos tanto físicos como psicológicos. Pero evidentemente, es una "entidad real" y algo que "puede ser muy debilitante" para los niños, dijo la Dra. Suchitra Rao, una especialista en enfermedades contagiosas en el Children's Hospital Colorado, en Aurora.

El COVID persistente tiene diferentes nombres. Los investigadores pueden referirse al mismo como secuelas agudas posteriores a la infección con SARS-CoV-2, o PASC por sus siglas en inglés. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o CDC, usan el término "afecciones pos-COVID" para la amplia gama de consecuencias para la salud que pueden presentarse cuatro o más semanas después de la infección. Una definición adoptada por la Organización Mundial de la Salud en febrero señala que la "afección pos-COVID" en los niños involucra síntomas que comienzan antes de transcurridos tres meses del COVID-19 y que duran por lo menos dos meses.

Según los CDC, los niños parecen verse afectados por afecciones pos-COVID con menos frecuencia que los adultos, pero los estimados respecto a cuán común es el problema varían considerablemente.

¿Cuántos niños están afectados por COVID persistente?

"Yo diría que, como promedio, podemos considerar que entre el 4% y el 25% de los niños que tuvieron infección con SARS-CoV-2 desarrollan síntomas de COVID persistente", dijo Rao, quien es también profesora adjunta en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado. Sin embargo, "es una pregunta muy difícil de responder, tan solo porque diferentes grupos están explorando esto de formas ligeramente diferentes, usando diferentes definiciones".

Rao dirigió un estudio publicado el pasado agosto en JAMA Pediatrics que usó datos de 659,286 niños de todo Estados Unidos. Al comparar a aquellos que dieron positivos para COVID-19 con aquellos que no, el estudio colocó la tasa de COVID persistente algo por debajo del 4%.

De Ferranti, quien también es profesora adjunta de pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard, dijo que probablemente esa sea una cifra razonable. Algunos estudios podrían haber sobreestimado la prevalencia porque muchos niños desarrollan COVID persistente sin haber presentado síntomas visibles de COVID-19, dijo ella.

Una amplia gama de síntomas

Igualmente, las experiencias con el COVID persistente varían de niño a niño, dijo de Ferranti. "En algunos, los problemas podrían ser de tipo cardiaco, y en otros más de índole neurológica o gastrointestinal".

La American Academy of Pediatrics dice que el COVID persistente puede incluir hasta 60 síntomas. Y la lista puede que no sea la misma para niños y adultos, dijo Rao.

Ambos grupos experimentan dolores de cabeza, fatiga, "niebla cerebral", dificultades para concentrarse y pérdida del gusto y el olfato, dijo ella. "Pero también estamos observando algunas características únicas adicionales en los niños".

En el trabajo de su equipo, sarpullidos, diarrea, dolor abdominal y vómitos "parecen ser un poco más común en los niños", quienes también parecen recuperarse más rápidamente que los adultos. Los niños mayores tienen más probabilidades de desarrollar el síndrome de taquicardia ortostática postural, o POTS, que puede causar palpitaciones cardíacas y mareos, dijo ella.

El COVID-19 puede ir seguido de una afección rara, llamada síndrome inflamatorio multisistema en los niños, o MIS, que afecta a múltiples órganos. Los investigadores lo considerarían una afección pos-COVID, dijo Rao, aunque también es una enfermedad distinta.

"Pienso que es algo completamente diferente", dijo de Ferranti.

De Ferranti, quien contribuyó a la elaboración de la guía para el tratamiento del COVID persistente pediátrico y fue coautora de un comunicado científico del 2022 de la American Heart Association sobre los efectos cardíacos del coronavirus en niños y adultos jóvenes, dijo que un buen número de pacientes con COVID persistente no tienen afecciones previas que parecieran hacerlos más vulnerables.

"Esos son niños generalmente saludables que enfermaron con un virus y experimentan mucha fatiga, intolerancia a los ejercicios o síntomas neurológicos", dijo ella.

Problemas cardíacos

De Ferranti dijo que sus pacientes tienen los mismos síntomas, como dolor en el pecho o falta de aire, que habrían hecho que los padres buscaran la atención de un cardiólogo antes de la era del COVID-19. A algunos les preocupa la miocarditis, una rara inflamación del corazón que puede aparecer luego de una infección con COVID-19. (También puede aparecer luego de una vacunación, pero las investigaciones han mostrado consistentemente que el riesgo es mayor con una infección).

Tales problemas pueden ser graves, dijo de Ferranti, pero no siempre hay una conexión clara con el COVID-19. "Aunque los niños pueden ciertamente tener síntomas cardíacos como palpitaciones, no estoy observando una avalancha de problemas nuevos, significativos y aterradores de la arteria coronaria, o arritmias, o problemas del miocardio, relacionados con el COVID".

Ella dijo que la falta de acondicionamiento físico, o la debilidad por haber estado alejados de la actividad, puede ser un factor para algunos de los jóvenes que atiende. "Es cierto que cuando los ayudamos a regresar a la actividad de una manera organizada, parecen mejorar. Pero no pienso que ese sea el único factor. No pienso que ellos presenten malestar solo porque su nivel de actividad no es suficiente. Hay algo más ahí que todavía no hemos descrito completamente".

La salud mental después del COVID-19

Los problemas de salud mental pos-COVID son "muy comunes", dice la AAP. Y nuevamente, puede haber muchos factores en juego.

"Ciertamente ha habido una asociación entre pacientes que se enferman de COVID y luego presentan problemas de salud mental, entre ellos ansiedad y depresión", dijo Rao. Pero puede ser difícil desenredar la causa, "porque todo está sucediendo en el contexto de lo que ocurrió durante la pandemia", incluso cierres de escuelas y aislamiento social.

La ansiedad, dijo ella, aparece de forma diferente en los niños y en los adultos. "Muchos niños que fueron atendidos en las clínicas para COVID persistente se quejaban de dolor de pecho, pero en la región alta de sus pechos; como si fuera una especie de dolor u opresión en la garganta, la parte inferior del cuello o la parte superior del pecho. Y eso puede ser una manifestación de ansiedad". Algunos tuvieron problemas en las cuerdas vocales, lo cual también puede estar relacionado con la ansiedad.

Los problemas físicos y mentales pueden interactuar, y por eso de Ferranti dice que el tratamiento de afecciones pos-COVID debe incluir una evaluación de los síntomas de salud mental.

Ella y Rao coincidieron en que el primer profesional que un padre debe consultar es el pediatra de su hijo.

"Esto es algo que puede tener muchas ramificaciones, y sobre lo que estamos aprendiendo más", dijo Rao. Un médico de atención primaria como punto de inicio "es siempre una buena idea para determinar los próximos pasos a seguir para descartar otras cosas que podrían no estar relacionadas con el COVID persistente".

Un pediatra de familia también puede ayudar a navegar por los diversos especialistas que pueden atender problemas específicos, y asegurar que todos estén en la misma página, dijo de Ferranti.

Muchos centros de atención médica grandes tienen clínicas para el COVID persistente pediátrico. De Ferranti dijo que el proyecto de investigación RECOVER, con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud, puede dirigir a las familias hacia ensayos clínicos que estudian el COVID persistente.

En cuanto a prevención, ambas médicas concuerdan en el poder de las vacunas. "Las vacunaciones con muy eficaces para prevenir las infecciones por COVID y las infecciones por COVID graves", dijo Rao. "Eso significa que, directamente, también pueden reducir el riesgo de tener COVID persistente".

Para aquellos que ya están lidiando con la enfermedad, de Ferranti recomienda persistencia y paciencia mientras los investigadores buscan respuestas.

"Justo ahora, todavía estamos en una especie de juego nuevo", dijo ella. "Todavía estamos aprendiendo".


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