3 años de COVID-19: aprendiendo a vivir en un mundo reconfigurado por la pandemia

Por Michael Merschel, American Heart Association News

(Luis Álvarez/DigitalVision a través de Getty Images)
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El 11 de marzo del 2020, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 una pandemia, todos queríamos saber: "¿Qué es esta enfermedad y cómo podemos frenarla?".

Después de tres años de terribles pérdidas –entre ellas más de 1.1 millones de muertes en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades– junto con un admirable progreso científico, algunos expertos dicen que ahora la pregunta es: "¿Cómo nos adaptamos a un mundo en el que la enfermedad llegó para quedarse?".

"Es realmente un enfoque de vaso medio vacío o medio lleno, en el que algunas personas dicen, 'Bueno, tú sabes, el COVID es mucho menos mórbido de lo que fue hace dos o tres años, y las cosas están mucho mejor'", dijo el Dr. Sandeep R. Das, profesor de medicina interna en la división de cardiología del UT Southwestern Medical Center en Dallas.

Al mismo tiempo, miles de personas mueren mensualmente debido al COVID-19, la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, un virus que todavía es "bastante peligroso", dijo Das. "Por lo tanto, no es algo sobre lo que podemos cantar una especie de victoria e ignorarlo".

Esa realidad con dos caras significa que él y otros expertos concuerdan en que para enfrentar los riesgos no se puede adoptar un enfoque único para todos.

"Definitivamente no queremos que las personas anden aterrorizadas", dijo Das, copresidente del Registro de Enfermedades Cardiovasculares en pacientes con COVID-19 de la American Heart Association. "Es algo que tienes que tomar en serio, y tienes que hacer lo que puedas para mitigar el riesgo". Simultáneamente, dijo él, "tienes que ser capaz de vivir tu vida".

El Dr. Amesh Adalja, un académico senior en el Centro para la Seguridad de la Salud Johns Hopkins, en Baltimore, coincidió en que la urgencia con que las personas adopten medidas de protección dependerá de sus circunstancias individuales.

"Depende de cuánto empeño pones en evitar la infección con un virus que está dondequiera", dijo Adalja, un especialista en enfermedades infecciosas. Y eso significa que los consejos sobre preocupaciones comunes serán diferentes.

¿Siguen siendo importantes las máscaras?

Los CDC dicen que usar una máscara todavía se considera útil para prevenir la exposición al COVID-19 y para ayudar a limitar la propagación de la enfermedad desde personas infectadas. En regiones con niveles medio a elevado de casos de COVID-19, los CDC "especialmente recomiendan considerar" máscaras y distanciamiento social.

Adalja dijo que las personas con alto riesgo de desarrollar COVID-19 grave –la lista de los CDC incluye a aquellas con diabetes, afecciones cardíacas y pulmonares, sistemas inmunológicos debilitados, enfermedad renal y otros padecimientos– puede que todavía quieran usar máscaras en entornos cerrados concurridos.

Pero para las personas con menor riesgo, en un mundo que ahora tiene vacunas para proteger contra la infección y enfermedad grave, así como medicamentos antivirales para tratamiento, Adalja considera que las máscaras son solo "una herramienta que las personas pueden usar".

La Dra. Nicole Bhave, profesora adjunta en la Universidad de Michigan en Ann Arbor, dijo que, para las personas mayores y enfermas, "usar máscara es verdaderamente importante". Pero ella también adapta sus consejos para pacientes individuales.

Bhave, una cardióloga que atiende a muchos pacientes que están en diálisis o que tuvieron trasplantes de riñón o de hígado, señala que, a esos pacientes, "les recomiendo encarecidamente que usen máscara, especialmente en entornos públicos congestionados. Para las personas jóvenes y saludables, realmente no recomiendo eso habitualmente", especialmente si están al día con las vacunas.

Das dijo que los estudios acerca del uso de máscaras "están por todas partes". Pero él y otros médicos usan máscaras regularmente en el trabajo, dijo él, y no es un problema.

"En la mayoría de los contextos, no es mucho pedir", dijo él.

¿Quién necesita una vacuna contra el COVID-19?

Los CDC dicen que todos, desde la edad de 6 meses, deben recibir una vacuna de refuerzo actualizada, o bivalente, que protege contra el virus original y las variantes más recientes.

El asunto no es si las vacunas funcionan, dijo Adalja. "Pienso que las vacunas son extremadamente valiosas en la minimización de los impactos del COVID-19". Según los datos de diciembre de los CDC, las tasas de hospitalización para los adultos no vacunados fueron 16 veces más altas que para aquellos que habían recibido el refuerzo actualizado, que estuvo disponible en septiembre.

"Si eres alguien que tiene alto riesgo, la vacuna literalmente podría significar la diferencia entre la vida y la muerte", dijo Adalja.

A la fecha de principios de marzo, los CDC informaron que, aunque el 81% de las personas en Estados Unidos había recibido al menos una dosis de una vacuna, solo el 16% había recibido el refuerzo bivalente actualizado.

"Yo seguiría recomendando a todos que reciban los refuerzos según el cronograma recomendado por los CDC", dijo Bhave, quien ayudó a escribir las orientaciones del Colegio Americano de Cardiología sobre problemas pos-COVID-19. "Pero para una persona más joven y saludable, puede que esto sea menos crítico", dado que la mayoría de las personas que le rodean están vacunadas o tienen cierta inmunidad por haber contraído la enfermedad.

Das dijo que recibir la vacuna y el refuerzo sigue siendo lo más importante que una persona puede hacer para protegerse a sí misma.

Así que la pregunta es: "'¿Debe recibir la vacuna una persona de 90 años en un hogar de ancianos?' Por supuesto, 100%, no hay nada que debatir al respecto", dijo él. "¿Debe recibir la vacuna una persona de 20 años con excelente salud? Esa es una decisión individual. Evidentemente, el beneficio absoluto para esa persona es mucho menor. Pero incluso así puede decidir hacerlo". Por ejemplo, mantenerse al día con las vacunas para el COVID-19 significa que una persona joven y sana tiene menos probabilidades de transmitir la enfermedad a las personas en riesgo con las que vive, trabaja o encuentra en la vida cotidiana.

¿Cuáles son los riesgos del COVID-19 para el corazón?

A principios de la pandemia, dijo Das, los médicos temían que el coronavirus pudiera ser el causante directo de un problema cardíaco. "En buena medida, ese no ha resultado ser el caso", dijo él.

Pero en medio de una infección, las personas aún tienen que batallar, dijo Bhave, además de tener mayor riesgo de ataques cardíacos, fibrilación atrial (un tipo irregular de latido del corazón) y otros problemas.

El estrés debido a una infección con COVID-19 podría sacar a la luz problemas cardíacos previamente desconocidos, dijo Bhave. Y hay estudios a largo plazo que han mostrado que los supervivientes del COVID-19 tienen un riesgo más elevado de problemas como derrame cerebral e insuficiencia cardíaca.

"Pienso que tenemos que aprender más acerca de todos los mecanismos", dijo ella.

Entre las preguntas por responder están las relacionadas con el COVID persistente, dijo Das. "Absoluta y desesperadamente necesitamos más investigaciones sobre las consecuencias a largo plazo".

Coexistencia con el coronavirus

El COVID-19 llegó para quedarse, enfatizó Adalja.

"Estamos hablando del tercer aniversario", dijo él. "Cuando llegue el momento del 30 aniversario, el COVID-19 todavía será una amenaza". El coronavirus continuará evolucionando, y las nuevas variantes son simplemente una realidad biológica.

Pero Adalja celebra cuán lejos y rápido ha avanzado la ciencia. Antes del 2020, "el COVID-19 y el virus que lo causa eran desconocidos para la ciencia. Y ahora, tres años después, probablemente tenemos más herramientas para luchar contra el COVID-19 que las que tenemos contra cualquier otro virus respiratorio".

Adalja dijo que es optimista "en el sentido de que los humanos hemos solucionado el problema más acuciante del COVID-19, que es haber sido capaces de reducir su capacidad de causar enfermedad grave y muerte, y de abrumar los hospitales".

Pero en el caso de los individuos, "la forma en que lidias con el COVID-19 es muy personalizada, según tus factores de riesgo de enfermedad grave y tu tolerancia personal al riesgo".

Das también encomia los éxitos científicos y concuerda en que las personas necesitan encontrar el equilibrio adecuado para su situación.

"Decididamente pienso que las personas no tienen que estar aterrorizadas", dijo él. "Ahora bien, si tienes muchas comorbilidades cardiovasculares, una infección con COVID no es algo banal. Las personas están desestimándola, 'Ah, es como la gripe'. Pero la gripe mata personas".

Han transcurrido tres años y las personas puede que quieran dejar de pensar en el COVID-19, dijo Das. "El problema es que, en realidad, no estamos en nuestro propio cronograma", dijo él. "Estamos, hasta cierto punto, en el cronograma del virus".


Artículos de la American Heart Association News

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