¿Por qué mantenerse en contacto aunque haya que distanciarse? Es sólo humano

Por Michael Merschel, American Heart Association News

BulentBARIS/iStock, Getty Images
(BulentBARIS/iStock, Getty Images)

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Probablemente se sienta muy sensato si se mantiene a una distancia saludable de otras personas por motivos de COVID-19. Sin embargo, si también se siente solitario y estresado, eso no significa que esté sucediendo algo malo. Podría ser solo porque usted es un ser humano.

Los investigadores señalan que la necesidad convivir con otras personas es algo que nuestro cerebro lleva programado por naturaleza. Todos deseamos compañía de la misma forma en que sentimos sed. Cuando no satisfacemos la necesidad, las consecuencias a largo plazo para la salud podrían ser serias.

Por suerte, la necesidad de acercarnos también se puede satisfacer a distancia.

La idea de que nuestro cerebro nos impulsa a estar juntos se ha popularizado en décadas recientes, dijo Louise Hawkley, investigadora científica principal de NORC de la Universidad de Chicago.

Los seres humanos evolucionaron para estar con personas conocidas y en quienes confían, señaló. "Nuestra seguridad se basó en la multitud. Obtuvimos protección al estar con otras gentes. No fuimos corredores particularmente rápidos. No podíamos usar velocidad para desafiar a la naturaleza. Tuvimos que hacernos inteligentes. De hecho, una de las cosas más inteligentes que hicimos fue aprovechar el cerebro de todos los demás y trabajar juntos".

Como lo indica Lane Beckes, profesor asociado del departamento de psicología de la Universidad Bradley en Peoria, Illinois: "Absolutamente, necesitamos a otras personas".

Los estudios cerebrales muestran lo profundo que esta necesidad se teje en nuestra biología. Un estudio en el boletín Science encontró que las personas excluidas de un juego virtual de tiro pelota tuvieron más actividad en la parte del cerebro que procesa el dolor físico. Recientemente, investigadores publicaron resultados preliminares en el servidor de prepublicación bioRxiv, que sugieren que la soledad dispara reacciones químicas en el cerebro similares a las que se propagan por el hambre.

Otras investigaciones han mostrado consecuencias serias de largo plazo para la salud, provenientes de la soledad crónica. "Parece que la conexión social se relaciona con una reducción aproximada de un 50% en el riesgo de muerte prematura", dijo Beckes. "En efecto, se trata de algo similar a la reducción del riesgo de una persona con enfermedad cardíaca coronaria que deja de fumar".

Un estudio de 2016 en el boletín Heart vincula la soledad y el aislamiento social con un riesgo aumentado de un 32% de tener un ataque cerebral o desarrollar enfermedades de las arterias coronarias.

Beckes fue parte de una investigación publicada en el International Journal of Psychophysiology, que mostró cómo las personas que enfrentan una amenaza tienen reacciones de estrés menores cuando tocan físicamente a su pareja o a amigos cercanos. Sin embargo, existe un punto importante para quienes se resguardan en casa durante la pandemia. No es la compañía física de los demás la que define la soledad. Lo que importa más es sentir que alguien nos está respaldando.

"No es simplemente estar solo", dijo Hawkley. "Es sentirse solo", la falta de compaginación entre lo que quiere y lo que tiene.

No todos necesitan el mismo nivel de conexión, añadió. "Y eso es bueno porque precisamos de esos valientes que están dispuestos a alejarse del grupo y convertirse en exploradores que descubren nuevos territorios, que van hasta donde nadie a llegado. No obstante, siempre debe haber un retorno. Hay que regresar a la base segura que necesitan hasta los exploradores".

La sensación de tener una base puede darse de muchas maneras, aun sin estar frente a frente.

"Muchas personas pueden vivir solos y estar perfectamente bien en parte porque hacen cosas como hablar con sus amigos por teléfono o conversar en Zoom. Sienten que otras personas acudirían en su ayuda" si lo necesitan, dijo Beckes.

Pero existen límites. Hay motivos por los que las reuniones en Zoom se sienten incómodas. El estrés surge cuando nuestro cerebro no sabe que sucederá en el siguiente momento, añadió. Por lo general absorbemos muchos tipos de señales de las personas a nuestro alrededor para tratar de anticipar lo que viene. La falta de esas señales no verbales hace que las conexiones en líneas sean más estresantes.

Al respecto, se recomienda tratar de programar algún contacto en persona con distanciamiento físico aunque se trate de reuniones con grupos pequeños de amigos al aire libre y con espacio entre personas.

De todos modos, no hay que sobrepasar la seguridad para socializar. "Los efectos de la soledad y el aislamiento social en la salud probablemente no sean tan malos como con un brote agudo del virus de COVID-19", dijo Beckes.

Si no es factible juntarse en persona, mejore las reuniones digitales. Trate de jugar juegos en línea.

"Cuando se comparte un enfoque, los jugadores piensan en algo más aparte de las señales que faltan", dijo. "Cualquier cosa que reduzca la incomodidad y el estrés de interactuar con otras personas será más gratificante y, al final de cuentas, una mejor fuente de satisfacción para la necesidad de socializar".

Hawkley dijo que es clave tomar la iniciativa. Una evaluación que ayudó a elaborar con técnicas para combatir la soledad, publicada en la revista Personality and Social Psychology Review sugiere que el cerebro de las personas solitarias queda "secuestrado" por pensamientos negativos.

Sugirió entonces hacer una lista de personas con quiénes conectarse, quizás familiares o amigos con quiénes no haya tenido contacto en largo tiempo. Sin embargo, tome la decisión deliberadamente.

"Quizás no obtenga el máximo resultado la primera vez", dijo. "Pero tendrá que encontrar la manera de satisfacer sus necesidades sociales poco a poco ym conforme tenga experiencias exitosas, aumentará su confianza y pensará que sí puede lograrlo".

Nota del editor: Debido a los eventos en rápida evolución que rodean el coronavirus, los hechos y consejos presentados en esta historia pueden haber cambiado desde su publicación. Visite Heart.org para obtener la información más reciente y consulte con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y los funcionarios de salud locales para obtener la orientación más reciente.

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